Quién

Nací un plenilunio de verano en la noche del equinoccio. Morí y renací, me hice hombre otra noche en el solsticio de invierno. En ambas ocasiones, los astros me eran propicios y estaban alineados. Aprendí cuanto mi maestro me enseñó y me enseñó a aprender de la naturaleza y de los hombres. Luego fueron otros maestros, otras lecciones, otras vidas, otras muertes de las que aprendí. Masqué las hojas del árbol sagrado, de la hierba de los dioses, la resina de los asesinos, bebí de lo prohibido, las bayas de la locura, de la soga del muerto y otras tantas plantas y yerbas sagradas, las que unen los mundos, los puentes entre las realidades.
He de buscar un aprendiz, para que cuando llegue el día, cante las plegarias y toque el címbalo que llama a los que se fueron.
En ese postrero momento aparecerán ante mi los otros chamanes, los que me legaron lo que sé, se presentarán y verán si he sido digno, también vendrán mis ancestros, mi padre y el suyo y el padre del padre mi padre y así hasta el principio del tiempo, y verán si he sido digno.
Cuando esto ocurra mi maestro lo invocará y el sol y la luna y una serpiente a sus pies indicarán que está cerca, cuando toque mi frente, él aparecerá, “El gran Chamán”, el enviado de los dioses, el que sabe del sol , la luna, de las cosechas, de venenos y curaciones, y mirará y verá si he sido digno y preguntará a mi alma, a la parte de la conciencia que nunca podemos engañar. “¿Ha sido digno, honrado, bueno?” y mi alma dirá que si, dirá que si porque tengo tranquila la conciencia, y cuando diga que sí, una pequeña luz brillará en mi frente él la tocará y parte de mí irá a mi aprendiz que estará cantando y tocando el tambor, en ese momento sufrirá convulsiones, callarán la música y los cánticos, el aprendiz recibirá la llama del saber y mi cuerpo habrá muerto y yo habré nacido, entonces el Gran Chamán me mirará y me preguntará cual es mi nombre y yo por primera y única vez lo pronunciaré y él lo reconocerá y mi aprendiz, ya Chamán, lo oirá y lo transmitirá al resto de la tribu y en ese momento yo me inclinaré ante mi padre y ante mi maestro y ellos me acogerán y sabré, conoceré el principio y el fin, tendré todas las respuestas.